introduccion

                                                             INTRODUCCIÓN.....






Si difícil resulta precisar los orígenes del teatro en general y del teatro en cualquier país, por la oscuridad en que está inmerso el nacimiento de una actividad de este tipo, la aparición del teatro infantil resulta prácticamente imposible de determinar. A las dificultades del teatro en general hay que sumar las específicas de la identidad del teatro infantil, no bien precisada todavía, o, para ser más exactos, susceptible esta denominación -teatro infantil- de varias interpretaciones.







Alfonso Sastre, intentando aquilatar el concepto de teatro infantil, escribe:

Cuando decimos teatro infantil no se sabe bien lo que decimos, porque con esa expresión se dicen cosas muy diferentes; por lo menos, dos: teatro de los niños (hecho por ellos) y teatro para los niños, fabricado por los adultos.



Y el mismo autor, haciéndose eco de determinadas corrientes, despeja la ambigüedad antes reconocida de forma harto dogmática:

El teatro de los niños es el teatro infantil propiamente dicho, como el teatro de los franceses, o sea, hecho por los franceses, es el teatro francés propiamente dicho. Cuando el Bolshoi de Moscú trabaja en París no hace teatro francés, sino teatro para franceses en ese momento
También se puede decir una tercera cosa -y ello es lo más frecuente- cuando se dice teatro infantil: un teatro mixto, o sea, hecho a medias entre adultos dirigentes -el autor, el decorador, y más o menos actores- y algunos niños colaboradores y dirigidos, y destinado a los niños, acompañados de sus mayores, en algunos días de fiesta
El teatro para niños (mixto o no, es decir, con o sin niños en el escenario) es el teatro tradicional o convencionalmente llamado teatro infantil...
Este teatro para niños, hecho por adultos, se cultiva en tres géneros fundamentales: muñecos -de distintas especies: marionetas, muñecos de guante, etc.-, actores de carne y hueso, y un teatro mixto de actores y muñecos1.

Una puntualización hay que hacerle a esta clasificación de Alfonso Sastre acerca del teatro que denomina mixto y es que deja al descubierto la actividad más frecuente como es el teatro pensado, escrito y dirigido por adultos e interpretado exclusivamente por niños. Y aquí cabrían bastantes matices para expresar el grado de participación, dirigismo y creatividad, por parte del adulto y del niño.



Y una cuarta acepción habría que añadir a las señaladas anteriormente. Sería la del juego dramático que el niño practica inconscientemente cuando dejándose llevar de su capacidad de mímesis repite acciones observadas en otras personas o en otros ambientes, e incluso pasajes de representaciones teatrales o cinematográficas que más le hayan impresionado. Este juego, espontáneo y libre, está, con todo, sujeto a convenciones artísticas, aunque tácitas y elementales, pero que se guardan con toda fidelidad. Y bastará el quebrantamiento de alguna de ellas para que la continuidad del juego peligre.